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Sistema Hidráulico Prehispánico del Río San Jorge

Cultural

Provincias de Bolívar, Córdoba y Sucre

27/09/2012

Presentado por:

Delegación Permanente de Colombia ante la UNESCO

Criterios:

III, IV, V

El sistema hidráulico del río San Jorge ocupa una zona conocida comúnmente como Depresión Momposina o La Mojana, donde habitan aproximadamente 430.000 personas distribuidas en once municipios, de las cuales casi 80.000 viven en zonas rurales y su actividad económica se basa en la pesca o la agricultura, en una región con una humedad relativa del 77 % y una temperatura promedio de 28,4 °C. Este importante ecosistema del norte de Colombia está compuesto por selvas tropicales y bosques secos tropicales, ciénagas, humedales, ríos y canales en un área que abarca aproximadamente 500.000 hectáreas en las provincias de Bolívar, Córdoba y Sucre, en la confluencia de los ríos Cauca, Magdalena y San Jorge, tres de las principales vías fluviales del país. Por lo tanto, se trata de un delta interno cuya importancia puede compararse con la del Mato Grosso en Brasil o la del río Senegal en el Sahara Meridional.

La Depresión Momposina es una de las zonas inundables más extensas del continente americano; abarca casi el 80% de las marismas de la Región Caribe. El origen de sus condiciones ambientales se remonta al menos a 10.000 años atrás, lo que significa que los habitantes de la región tuvieron que adaptarse desde el principio a las características particulares de la región. La naturaleza geológica de los suelos de la región, separados del mar por formaciones rocosas del período Terciario y compuestos de cal y arcilla, resulta en un drenaje deficiente, lo que, sumado a los altos niveles freáticos resultantes de las inundaciones, dificulta la evacuación del agua del suelo. El área se encuentra a 25 metros bajo el nivel del mar y presenta un historial de subsidencia del suelo, que consiste en el hundimiento progresivo de un metro de suelo cada doscientos años como resultado del peso de los sedimentos transportados por los ríos, lo que probablemente haya destruido la evidencia arqueológica. La mayor parte del sistema hidráulico se encuentra a lo largo del río San Jorge y los canales de Mojana, Panseguita y Rabón, que cruzan la Depresión.

La investigación arqueológica, concentrada especialmente en la zona sur del municipio de San Marcos (provincia de Sucre), indica una ocupación de la zona entre los siglos X a. C. y XII d. C., dividida a su vez en dos períodos no contemporáneos relacionados con dos grupos humanos diferentes. El momento de ocupación más antiguo corresponde al desarrollo de camellones y sistemas de drenaje, terrazas para viviendas y túmulos funerarios donde se han encontrado piezas de oro y cerámica. Sin embargo, el auge de la región se situó entre los siglos V y X d. C.

El aporte de limo derivado de las inundaciones periódicas convierte a esta zona en una zona muy fértil, cualidad que fue bien aprovechada por los primeros habitantes y por los indígenas Zenú para establecer terrazas y camellones de aproximadamente tres metros de altura para movilizar las aguas. Estas estructuras se construyeron progresivamente y solían dominar una extensa zona con grandes contrastes ambientales, donde la estación seca solo duraba cuatro meses (de noviembre a marzo), lo que obligaba a pasar el resto del año entre extensas marismas y llanuras inundables.

El sistema de terrazas y camellones que habían desarrollado permitió generar un modelo de uso sustentable del territorio que también hemos visto en otros lugares y países como Bolivia, Ecuador, México, Perú y Venezuela (por citar solo países del área, siendo el sistema San Jorge el más grande del continente) lo que demuestra que si bien se requiere una alta inversión inicial en trabajos de preparación de terrazas agrícolas y viviendas, dicha inversión se compensa posteriormente con un mínimo mantenimiento y altas tasas de productividad agrícola al mantener los niveles de humedad requeridos durante todo el año.

La red de crestas y canales se construye en ciénagas y ríos, y cubre extensiones que pueden alcanzar los cuatro kilómetros de largo con un promedio de diez metros de ancho. Forman patrones que varían desde los que corren perpendicularmente a los ríos y los que tienen forma de espina de pescado (ubicados en los meandros internos de los ríos), hasta los que tienen forma de abanico (ubicados en los meandros externos de los ríos) o de juego de ajedrez (ubicados en la parte exterior de las ciénagas). Luego de una extensa investigación arqueológica, se evidenció que estas redes formaban parte de un extenso sistema de drenaje diseñado de acuerdo con la dinámica de los cuerpos de agua y las condiciones geomorfológicas del sitio.

Un examen exhaustivo del Sistema Hidráulico ha permitido concluir que la existencia de canales que discurren desde la parte exterior de la Depresión (Caños Carate, La Pita y Rabón), tanto en el lado oriental como en el occidental, permitieron la evacuación de las aguas de la zona intermedia, que entonces fue acondicionada para albergar las viviendas de los habitantes y los cultivos estando siempre protegida de grandes inundaciones.

La civilización Zenú se dividió en tres grupos, estratégicamente ubicados en la región. El Grupo Cenufana se ubicaba en la zona sur y se especializaba en la extracción de materias primas; el Grupo Fincenú habitaba la cuenca del río Sinú y se especializaba en la elaboración de orfebrería; mientras que el Grupo Pancenú se ubicaba en la zona baja del río San Jorge, donde se han encontrado los mayores restos de crestas, evidenciando su vocación agrícola y pesquera. Se estima que durante el período de máxima explotación agrícola de la zona, se alcanzó una densidad de población de hasta 180 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que actualmente apenas hay un residente en la misma proporción.

En la actualidad, algunas localidades, como San Andrés de Sotavento (provincia de Córdoba), conservan las huellas de los patrones de asentamiento de los primeros habitantes de esta zona.

Las plataformas de vivienda cubren áreas que van desde los 4.000 m² (en el caso de las casas unifamiliares) hasta los 200.000 m² (donde se han encontrado evidencias de pequeñas aldeas que albergaban hasta 600 personas) con un patrón de asentamiento lineal. En las áreas exteriores, se han encontrado elevaciones de chavetas con alturas que varían de dos a seis metros utilizadas como lugares de enterramiento. La basura no se desechaba en los canales, sino que se depositaba en las terrazas en lugares que no obstaculizaran el acceso a la casa; varias muestras de cerámica han sido veneradas en estos sitios. De igual manera, se ha detectado la presencia de huertos domésticos en las crestas más cortas, ubicadas cerca de las crestas ocupadas por viviendas. Hoy en día, aunque en las terrazas fértiles han crecido diversos árboles, éstas conservan el uso habitacional y se presume que algunas edificaciones actuales conservan rasgos de las casas prehispánicas originales como la placa rectangular, los muros de barro, el techo de hoja de palma, la estructura de madera redonda y la división espacial de actividades como cocinar, dormir o socializar en áreas promedio de 2600 m2 para cada una, entre áreas cubiertas y abiertas.

Los restos cerámicos hallados en la zona corresponden a tres grupos: el primero, compuesto por un conjunto de artefactos consistente en ollas globulares, vasos y botellas con incisiones y grabados zonales como decoración; mientras que el segundo grupo muestra cerámica de color claro y decoraciones con motivos moldeados y diseños geométricos en pintura roja. Un tercer grupo está conformado por artefactos de formas sobrias con finas decoraciones de incisión, donde no existe diferencia entre artefactos de uso cotidiano y artefactos funerarios; este tipo de cerámica se utilizó durante los siglos XIII y XIV d. C. y determina diferentes patrones culturales, ya que los entierros se realizaban dentro de las viviendas y, en ocasiones, los restos humanos se depositaban en urnas funerarias.

La orfebrería, a su vez, se desarrolló desde el siglo II a. C., alcanzando su apogeo hacia el siglo V d. C. y estaría vinculada a la vida religiosa de las comunidades que residían en la zona. El pueblo zenú alcanzó un alto nivel de purificación en las técnicas de transformación del oro. Se encontró oro en abundancia en la zona sur de la Depresión Momposina, en Córdoba y Antioquia.

Entre los cultivos identificados en la zona donde se han realizado excavaciones arqueológicas se encuentran calabaza, pimiento, batata, zapallo, hoja de coca, maíz, maracuyá, nolí y yuca, y en general, plantas de fácil reproducción con alta resistencia a plagas. Se combinarían pequeños huertos con cultivos de gran extensión, especialmente de raíces, utilizando constantemente fertilizantes a base de sedimentos que se trasladarían periódicamente y a mano desde la parte baja hasta la alta de la cordillera. Asimismo, se ha encontrado evidencia de una explotación pesquera intensiva de numerosas especies que aportarían proteínas a la dieta de las personas, a la vez que se aprovecharía la migración de peces río arriba.

Tras más de mil años de ocupación zenú, hacia el siglo XIV, la zona fue ocupada por el grupo malibúes, quienes no expandieron el sistema de camellones. Tras la conquista española, se observa el abandono progresivo de la zona por parte de los malibúes y la introducción de la ganadería, lo que condujo a una importante reducción de la vegetación, que alcanzó un mínimo del 6 % durante los siglos XVIII y XIX.

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